Hoy he cometido mi primer crimen, aún no se qué me ha llevado hasta
aquí,me siento confuso no se quien soy realmente pero algo me dice que he de
seguir matando para alimentar aquello que llevo dentro, tras experimentar la
llamada del salvajismo que hay en mi interior la he visto vagando sola en busca
de algo, tal vez buscando morir en mis manos y sin pensármelo dos veces me he
lanzado sobre ella. Sus gritos y lamentos no han logrado ablandar ese corazón
que ha muerto en mi interior, se resistia mucho, para qué mentir, pero no ha
podido con mis instintos, ahora la tengo a mi lado, muerta, desangrada y miro
sus ojos intentando comprender lo que soy, buscando respuesta en sus pupilas
muertas. He oído rumores sobre otros como yo, no me acuerdo como les llaman
pero no acabaré siendo uno de ellos, por eso, cuando vuelva a recuperar el
control sobre mís actos, pondré fín a mi vida sabiendo que soy yo mismo.
La tormenta
La tormenta no cesa, el viento agita los ventanales de la habitación, la
furia de los elementos parece hallarse en su punto álgido, el agua golpea con
fuerza los cristales, rayos y truenos estallan en lo alto y su estruendo parece
cada vez más cercano.
El muchacho que descansa en la antigua cama recobra la conciencia, abre sus ojos y un estridente grito brota de su garganta viendo la siniestra imagen flotando tras el ventanal, aquel ser que parece haber escapado de su última pesadilla.
El viento sigue golpeando los cristales del ventanal, un nuevo estallido inunda la habitación haciendo los cristales añicos y un manantial de niebla negra penetra en el interior, el muchacho contemplaba la aparición aterrado, cierra los ojos con fuerza, gira su cabeza y rompe a llorar. El ente fantasmagórico cobra forma y avanza a través de la habitación, encogido en su cama, el muchacho sigue temblando. La figura se detiene frente a él y con un gesto súbito arrastra la cabeza del joven hasta el borde de la cama, inclinandose hacia él para succionar su alma.
El muchacho que descansa en la antigua cama recobra la conciencia, abre sus ojos y un estridente grito brota de su garganta viendo la siniestra imagen flotando tras el ventanal, aquel ser que parece haber escapado de su última pesadilla.
El viento sigue golpeando los cristales del ventanal, un nuevo estallido inunda la habitación haciendo los cristales añicos y un manantial de niebla negra penetra en el interior, el muchacho contemplaba la aparición aterrado, cierra los ojos con fuerza, gira su cabeza y rompe a llorar. El ente fantasmagórico cobra forma y avanza a través de la habitación, encogido en su cama, el muchacho sigue temblando. La figura se detiene frente a él y con un gesto súbito arrastra la cabeza del joven hasta el borde de la cama, inclinandose hacia él para succionar su alma.
Víctima
Es de noche, una
joven recorre la calle apresuradamente, tiene miedo porque recuerda lo que ha
oído sobre las otras jóvenes como ella, aparecieron muertas, mutiladas, y con
una expresión de profundo terror. La joven tiene la sensación de que alguien la
observa, su corazón late con fuerza, su respiración se acelera, todo su cuerpo
se agita tembloroso, de pronto echa a correr, su corazón se ha desbocado por el
pánico y parece querer salir a través de su pecho, apenas puede respirar, sus
pupilas se dilatan, llora aterrada, en su carrera tropieza y cae, su mandíbula
golpea el suelo y levanta lentamente la cabeza gimoteando.
Entonces lo ve alzandose frente a ella, mirándola con profundo desprecio, sonríe con placer mirando a su futura víctima, lentamente se acerca a ella. Ésta grita con todas sus fuerzas hasta perder la voz, su grito resuena por toda la calle sin que nadie la escuche, el terror inunda cada rincón de su mente; esa es ahora su realidad y él lo sabe, lo ha visto en muchas ocasiones, contempla a su víctima paralizada y enloquecida por el terror: la torturará durante largo rato, la mutilará, y después la matará y gozará haciéndolo.
Entonces lo ve alzandose frente a ella, mirándola con profundo desprecio, sonríe con placer mirando a su futura víctima, lentamente se acerca a ella. Ésta grita con todas sus fuerzas hasta perder la voz, su grito resuena por toda la calle sin que nadie la escuche, el terror inunda cada rincón de su mente; esa es ahora su realidad y él lo sabe, lo ha visto en muchas ocasiones, contempla a su víctima paralizada y enloquecida por el terror: la torturará durante largo rato, la mutilará, y después la matará y gozará haciéndolo.
Muerto
Era de madrugada cuando ví aquel cuerpo inerte, tendido en el suelo,
bañado en sangre y dos tipos con pasamontañas despojandole de sus pertenencias,
al acercarme ví como se marchaban corriendo, ahuyentados por las sirenas de la
policía que sonaban a lo lejos, al
acercarme a él, ví que no daba señales de vida,y cuando estudié sus
facciones, noté que estas me resultaban increíblemente familiares; era yo mismo
quien yacía ahí, inmóvil, con la mirada perdida y una mueca de permanente
sorpresa en su semblante.
Inconfundíble
Cada noche antes de dormir tomo el coctel que me recomendó el psicólogo
y esto me ayuda a dormir, pero la sensación de que alguien está ahí vigilando,
me hiela la sangre; mientras dormimos, nuestro cuerpo está paralizado, tenemos
nuestros sentidos adormecidos, aun así, percibimos lo que hay a nuestro
alrededor; reconocemos nuestra habitación entre las sombras, la textura de los
objetos y los olores que nos rodean, en mi pesadilla, intento moverme pero
estoy atrapado en mi propio cuerpo moviendo mis ojos de un lado a otro, lucho
para librarme de esa fuerza que me somete, y de repente lo escucho: es el
rechinar de la puerta que se abre lentamente y luego el sonido inconfundíble de
sus pasos, es esa sombra que camina hacia mí, ahora está tan cerca que puedo
sentir su respiración jadeante junto a mi oído, creo que está analizando mi
estado y se deleita saboreando el miedo que transpira por mis poros, de nuevo
se acerca a mí oído, y susurra mi nombre una vez, y otra, y de repente, siento,
el afilado borde del cuchillo recorriendo mi piel, la fría hoja se mueve hacia
mis costados, surcando mis costillas. Mi grito desesperado me devuelve a la
realidad, y me reincorporo empapado en sudor, respirando entrecortadamente,
todo ha sido un sueño, pero la sensación lacerante aún sigue adosada a mi piel
y cuando miro la puerta, puedo percibir su presencia agazapada entre las
sombras, sonriendo malevolamente y disfrutando con el placer de mi dolor.
El acompañante
Tuve la perturbadora y molesta sensacion de que me seguían, los perros
ladraban a mi paso lo cual resultaba inaudito ¿Porqué animales con los que me
cruzaba cada día me trataban como a una extraña? Llegando a casa, ví a Martín
ladrándome con ferocidad, lo cual me dejó helada. Mi abuela, al ver la escena,
salió de la cocina y vino a recibirme, dijo que un espíritu maligno me había
estado siguiendo desde que salí de la escuela y que ahora llevaba este
acompañante adosado a mi espalda.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)