El hombre y la bestia



Entró en la casa vacía de forma apresurada, jadeante y exhausto por el esfuerzo dee la huida, no tardó en escudriñar a través de la ventana sin cristales para cerciorarse de que no había nadie allí afuera y dejó que su espalda se deslizara a través de la pared hasta quedar sentado en el suelo.
Había vivido durante muchos años al margen de la ley, combinando periodos de soledad y pobreza con otros de lujo y despilfarro y no sabía hacer otra cosa, muchos creían que estaba loco por su modo impulsivo de actuar, pero nadie se conocía el orígen de su enfermedad pues era el depositario de un secreto terrible, que había heredado contra su voluntad y a causa de ese secreto, estaba perdiendo toda su lucidez y hasta el control sobre sus propios actos; su vida era una huida permanente, pero de poco le servía ir de un lugar a otro cambiandose de nombre e inventandose su propio pasado porque la maldición iba con él a todas partes.
Oyó voces afuera: alguien le había reconocido y estaba delatando su presencia a la policía, así que oyó en silencio cómo los pasos de sus perseguidores se acercaban rápidamente. Entonces los tres hombres que le perseguían empezaron a golpear la puerta, que se estremeció y crujió al recibir las primeras acometidas, sin duda, no tardarían mucho en derribarla. El se había quedado completamente pálido y sin saliva en la boca, estaba inmóvil frente a la puerta y presentía que iba a suceder nuevamente; aquello para lo que no tenía ningún control.
Ellos seguían golpeando la puerta, esta se tambaleaba y no tardaría en caer al suelo, entonces empezaron los sintomas, todo comenzó con violentas sacudidas que le hicieron caer de dolor mientras sus extremidades aumentaban de volumen desgarrando su ropa, sus dientes y su vello corporal crecieron vertiginosamente, sus uñas se alargaron hasta convertirse en zarpas y los huesos de su mandíbula se transformaron en las fauces de una bestia. La criatura se reincorporó emitiendo un  aullido prolongado y en el mismo instante en el que la puerta caía al suelo e irrumpían sus perseguidores, estos también aullaron al ver lo que les aguardaba dentro, aunque los suyos fueron aullidos de terror porque ninguno  de ellos estaba preparado para el horror que les aguardaba entre la polvorienta penumbra de aquella casa abandonada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario