Sea cual sea la naturaleza de aquello que se manifestó aquella noche,
aquí se quedó porque sigue aferrandose a mí, una fuerza extraña e incorpórea
penetró en mi alma llenando mis ojos de visiones extrañas: ojos que miraban
llameantes de odio, rostros del más allá, sombras que regresan de la tumba y
cadáveres ensangrentados que rompían sus propios ataúdes en busca de venganza,
por razones obvias, no puedo hablar de ello con nadie, pero el hijo que llevo
en mi interior es portador de ese ente que en breve volverá a caminar entre los
vivos, no siempre es grato hallarse entre los elegidos.
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