Nos acabábamos de mudar a esta casa días atrás por lo que aún estábamos desempacando las cosas, dí dos vueltas de llave a aquella puerta que daba paso a la habitación oscura llenas de objetos que por alguna razón me daba escalofríos, entonces ví una sombra cruzando la habitación y saliendo por la puerta que había quedado semi-abierta, esa noche empezó todo.
Habían transcurrido ya dos semanas y estábamos terminando de acondicionar la casa, una noche nos encontrábamos cenando, cuando de pronto se apagaron las luces, dejándonos completamente a oscuras, mi madre y yo fuímos a por velas mientras mi padre, salió a ver si se había quemado algún fusíble, cuando al rato se oyó un terríble grito de dolor, mi madre y yo, fuimos a ver que había sucedido, y allí estaban aquellos seres, observándonos con esos enormes ojos blancos, fuímos adentro y permanecimos allí, escondidos, esperando que se hiciese de día, pero durante toda la noche no cesamos de escuchar gritos desgarradores provenientes de afuera, era tanto el miedo que sentíamos que no quisimos asomarnos para ver lo que estaba sucediendo, solo deseábamos que terminara aquella pesadilla.
Con las primeras luces del día, llamaron a la puerta, y al abrir apareció mi padre, aunque ya no era él; de este tan sólo quedaba la carcasa exterior de su cuerpo, mi madre y yo cerramos la puerta y nos metimos en casa donde permanecimos encerrados varios días sin otra compañía que la de aquellos esos ojos blancos observándonos a través de las ventanas, los mismos ojos que al mirarme al espejo aparecieron en mi rostro.
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