El disparo no
había acabado con él, simplemente lo había dejado en el suelo retorciendose y emitiendo
extraños sonidos, entonces se reincorporó ignorando el dolor de sus heridas
abiertas y se acercó a él lentamente, su mujer yacía en medio del comedor,
observandole con un mudo gesto de aprobación. Apuntó, y tras disparar, estalló
el llanto del bebé que dormía en su cuna. Arrastrando sus pasos, caminó hacia
el cuarto y al entrar allí, quedó petrificado ante lo que vió: su hija, su
bebe, tambien era uno de ellos, miró su pequeño rostro desfigurado y después la
cabecera de la cuna con su nombre, lloró, y sus lágrimas combinadas con sangre
mancharon sus mejillas, alzó el arma y apoyandose en los barrotes, apuntó de
nuevo, conteniendo la respiración para no fallar el disparo.
No tardaron en
reanudarse los sintomas, la sangre caía a borbotones por su nariz y orejas,
lloraba sangre, y esta fluía tambien a través de sus poros, los dolores lo
atenazaban, caminó hacia la calle, y cuando pasó frente a un espejo, no se
reconoció a sí mismo. Prosiguió su camino y vió a una multitud caminando entre
espasmos nerviosos, pronto él, tambien dejaría de ser humano pero no le
importaba, pues con la muerte de sus seres queridos había muerto tambien su
esperanza, no quedaba nada por lo que vivir, con la mano derecha que le
temblaba, se colocó la pistola en la cabeza, y apenas pudo escuchar por un
breve microsegundo la detonación, que puso fin a su vida, antes de que la bala
atravesara su cráneo.
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