Esquivo

Al fín, tras largas noches de insomnio, aquí estoy en mi cama, junto a mi hijo, inocencia en estado puro, ver su rostro tranquilo y lleno de paz es todo cuanto necesito, por fin puedo dormir y soñar con otra vida.

Entonces sucede lo inevitable: él se despierta, yo trato de ocultarle mi aspecto, con gesto esquivo aunque él parece no notarlo, tiene sed y yo no puedo permitirlo, me levanto y voy hacia donde tengo que ir, pero justo en el momento menos oportuno, aparece ese rosto mirándome fijamente a los ojos: es una criatura extraña, un ser repulsivo y descarnado, sin embargo en sus ojos brilla una luz de esperanza, algo que me hace sentir piedad por mí misma antes de volverme tras haber llenado el vaso de agua. Son estos gestos sin importancia los que me mantienen viva permitiendome superar mi lucha diaria con el espejo, aunque no sucede lo mismo con ese duelo que mantengo con mi pasado, y con aquel monstruo que desfiguró mi rostro rociándome con acido de batería, pero en este limbo en que camino puedo sentir la dicha de ver despertar a mi hijo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario