Algo me oprimía
el pecho y no podía respirar bien, temblaba como si muriera de frío y sabía que
no tardaría en alcanzarme, mi corazón latía presientiendo el final, mi vista se
nublaba cada vez más, avanzaba entre pasos cortos y arrastrados, todo daba
vueltas a mi alrededor, de pronto, sentí una mano agarrando mi hombro, y al
girarme, ví su cara frente a la mía, desesperado, intenté escapar pero sus
manos sujetaron mis brazos como tenazas, levantandome del suelo y arrojandome por los aires. Al caer, sentí
el impacto de mi espalda sobre el colchón de mi cama, fué entonces cuando
desperté de un sobresalto y el corazón presionando mi pecho. Mientras me lavaba
la cara, observé mi cuerpo en el espejo y descubrí que aún tenía la marca de
sus manos en mis brazos.
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