Infectados


Estaba de prácticas en el hospital, los turnos transcurrían tranquilos hasta que un caluroso día de verano, ví como empujaban una camilla a toda prisa, un joven yacía tumbado inconsciente, la sangre caía como una sádica cascada bajo su cuello, uno de los enfermeros intentaba reanimarle sin exito mientras otro trataba de contener la hemorragia.
-Le ha mordido uno de esos locos: dijo uno de los camilleros.
Lo llevaron a una habitación de aislamiento, todos nos imaginamos que no iba a salir de aquella, mis compañeras y algún médico con experiencia le hacían pruebas, a los nuevos nos dijeron que no nos acercáramos a él, pero yo tonto de mí, entré en la sala donde tenían al joven.
Me sorprendí al ver que lo tenían atado a la cama, sus ojos estaban hinchados y enrojecidos y no parpadeaba, tenía el rostro rígido y azulado y la pantalla de enfrente mostraba una línea contínua.
Recordé comentarios fugaces que había oído en los pasillos sobre el protocolo de infectados, algo que concebía lejano, y hasta que no se abrió la puerta de la habitación y ví entrando a aquellos hombres cubiertos con trajes aislantes, no me percaté de lo que estaba sucediendo.
-¡Apartate de él!: gritó una voz metálica, pero ya era tarde: cuando quise darme cuenta, noté un fuerte mordisco en el brazo y como parte de él era arrancado de cuajo.

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