Mala espina



Un día mi padre me regaló una muñeca y desde que la ví me dio mala espina, ya que tenía una cara extraña. Una noche mis padres salieron dejándome sola en casa y ahí estaba yo en mi cuarto, viendo la televisión, pasadas dos horas empecé a sentir que alguien me observaba, lo cual me incomodaba mucho pero como todo el cuarto estaba a oscuras, me daba miedo volverme y mirar detras mío, así que seguí pegada a la pantalla, y cuando ya casi lo había olvidado todo, sentí algo detrás, como si alguien pasara rozandome la nuca, esto hizo que me girara y para mi sorpresa, allí estaba la muñeca, sentada en el borde de la cama; me quedé mirandola fijamente y sentía como si esta me devolviera la mirada, no quería volverme por si esta saltaba encima mío y me quedé mirándola hasta que por fin se manifestó y pestañeó, dí un brinco y salí corriendo del cuarto intentando salir de la casa pero estaba cerrada con llave y me puse a gritar, pero nadie parecía escucharme, cuando miré atrás, ví a la muñeca caminando por el pasillo y riéndo y empecé a gritar mucho mas fuerte mientras golpeaba la puerta. En ese momento, esta se abrió y entraron mis padres, mi madre me abrazó fuertemente mientras mi padre recorría el pasillo para ver lo que estaba pasando, yo les dije lo que había sucedido pero cuando mi padre entró en mi cuarto, encontró a la muñeca tumbada en la cabecera de la cama, tal y como la había dejado yo al princípio, me la trajo hasta donde yo me encontraba y me la puso delante para que viera cómo le sacaba las pilas, luego me regañó por no haberme acostado a mi hora y ambos me acompañaron a mi habitación, obligandome a apagar la televisión y permaneciendo conmigo hasta asegurarse de que me había acostado.
Horas más tarde, cuando ya estaba durmiendo , percibí algo extraño y al despertar, la volví a encontrar a mi lado, mirandome y riendo, salté de la cama gritando y al momento acudieron mis padres, y cuando encendieron la luz, pudimos ver todos claramente a la muñeca hablando y riendo pese a no tener pilas. La primera reacción de mi padre fué cogerla y llevársela hasta el callejón de al lado para arrojarla a la basura. Al día siguiente vino un capellan y estuvo toda la mañana bendiciendo la casa. Para bien y para mal, existen los espíritus y los niños solemos ser el objetivo principal de las energías oscuras al hallarnos en un estado especialmente receptivo, en ocasiones, tambien se sirven de nuestros juguetes y toman posesión de ellos para acceder a nosotros.

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