Maligno

El miedo a la oscuridad es frecuente entre los niños pero el caso de nuestro hijo era diferente, tenía un pavor intenso a quedar solo en una habitación oscura, el psicólogo nos recomendó que no durmiese con la luz apagada, recomendación que procuramos seguir a rajatabla, pese a lo cual, eran frecuentes las noches en que despertábamos sobresaltados por sus lamentos.
En ocasiones, venía hasta nuestra cama y me despertaba agitando mi brazo y cuando abría los ojos, encontraba su mirada llorosa pidiendome que le dejara dormir con nosotros.
El brillo del sol a través de las cortinas me despertó una mañana, mi mujer no se encontraba en la cama, por lo que supuse que estaría en el cuarto de baño, fuí a la habitación del pequeño para ver cómo se encontraba y al ver su cama vacía, me agaché como de costumbre para comprobar si estaba allí debajo, fué entonces cuando supe que algo había sucedido allí durante la noche mientras yo dormía confiado.
Lo último que recuerdo de aquel día es que me dirigí corriendo al cuarto de baño.

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