Niebla



La niebla lo inundaba todo haciendo imposíble cualquier intento de ver más allá, las cosas empeoraban conforme pasaban las horas y subimos hasta la azotea esperando que la perspectiva permitiera aclarar nuestras dudas, una vez arriba, vimos como la niebla subía lentamente hacia nuestra posición, moviendose como un organismo vivo, fuimos hacia el ascensor pero para nuestra mala suerte, este se había averiado, así que bajamos por las escaleras lo más rápido que pudimos para alertar al resto y contarles lo que sucedía.
Transcurridas unas horas, nos encontrábamos en el vestíbulo del hotel intentando atender a los enfermos, el frio se apoderaba de nosotros y la poca comida que habíamos reunido se terminaba, hacia la madrugada, un grupo de hombres con trajes aislantes entraron en el edifício y nos explicaron lo que estaba pasando: a grandes rasgos, entendimos que el contacto con la niebla significaba la muerte. Tras rogarles con insistencia, aceptaron llevarse a los niños y nos dejaron deseandonos suerte. En la gélida y oscura noche sin final que se avecinaba, nos quedamos allí contemplando resignados como la niebla comenzaba a filtrarse por los bajos de las puertas formando delgados tentáculos grises que apuntaban hacia nosotros y pensando cómo sería la existencia tras ese final que se avecinaba, si es que había algo al otro lado.

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