¿Qué tiene este cuadro que no
puedo dejar de mirarlo? creo que lo he mirado miles de veces entregado al más
absoluto abandono, a la pura ensoñación distraída: una mujer de aspecto
distinguido en una habitación lujosa, alza distraidamente la mirada y sus ojos
coinciden con los míos, intento apartar la mirada de su rostro pero mi
voluntad no responde. No paro de preguntarme quien puede ser ella, y que
historia se esconde tras aquel rostro enigmático.
Recuerdo haber escuchado a alguien
de renombre apuntar la posibilidad de que ciertos cuadros pudiesen haber
atrapado en su tela esa parcela de realidad que se exhibe ante nuestros ojos
moldeada por los trazos sinuosos del pincel, los pensamientos se mezclan en un
susurro interior que me dice que solo existe el presente y que mañana tal vez
no exista, no recuerdo cuanto tiempo llevo mirando este cuadro, quizás no haya
nada antes ni después de este momento que se repite una y otra vez en un bucle
interminable, ¿No soy acaso el hombre del cuadro que una espectadora anónima
observa detenidamente desde aquel otro lado preguntándose porqué ha olvidado su
propia existencia?
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