Trastorno

Despertó con una desagradable sensación de ahogo oprimiendo su pecho, palpó la pared buscando el interruptor, lo accionó y la estancia quedó iluminada, sus pupilas se dilataron, sintió arcadas, se tapó con una mano la boca y con la otra se sujetó el estómago, se dio la vuelta, inclinó la cabeza y vomitó... el cuerpo de Lorena yacía boca arriba atada de pies y manos, tenía la garganta seccionada, las sábanas conservaban el calor de la sangre que ella había perdido, y las paredes mostraban pinceladas púrpuras e incoherentes. Quedó unos segundos conmocionado, sus pensamientos fluían tan dispersos y acelerados que apenas podía concentrarse en ninguno. Sus piernas perdieron fuerza y cayó al suelo tosiendo de asfixia mientras su mente se poblaba de imágenes inconexas. 
Abrió lentamente los ojos: la luz del día iluminaba habitación, Lorena le zarandeaba sujetándole por los brazos pero él casi no la veía, lo único que sabía es que mirarle a los ojos le producía una agradable sensación de paz, sus comisuras comenzaron a temblar y sus ojos fijos en los de Lorena se humedecieron, se abrazaron y de pronto, él sintió unas irrefrenables ganas de reírse a carcajadas.

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