Ven conmigo

Cuando se manifestó, era una mujer con el rostro pálido como la nieve, pelo rizado y rubio y ojos azules como el mar, ella me guió hacia la ruinosa iglesia abandonada, pero al salir, ví que la calle estaba infestada de cuervos, quise acelerar el paso pero el tiempo parecía haberse detenido, sonaron las tres en el viejo campanario cuando llegué a las puertas del templo, llamé pero no respondió nadie, y al entrar, comenzaron a estallar las vitrinas, eran los cuervos avalanzandose contra los cristales. Una sombra negra se plantó frente a mí, ojos negros hundidos en unas enormes cuencas, pelo larguísimo y lacio, torso delgado, manos enormes y escuálidas, e iba cubierta por una larga tela andrajosa, su movimiento parecía el de un títere impulsado por hilos y los cuervos revoloteaban graznando a su alrededor, no tuve mas remedio que bajar al oscuro sótano de aquella iglesia abandonada donde permanecí aferrada a mis oraciones hasta que se dispersaron las presencias que me habían traido hasta allí.

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